DISCAPACIDAD VISUAL


La vista es uno de los cinco sentidos por los que captamos lo que sucede a nuestro alrededor. Son los ojos quienes reciben el estímulo visual gracias a la luz, pasa por los receptores de la retina, y de ahí al nervio óptico que transmite la información al córtex visual mediante unos impulsos eléctricos. De ahí pasan al cerebro donde es procesada la información.
Gracias a este sentido, podemos apreciar la luminosidad, la forma y la gama de colores. Cuando hablamos de las formas, nos referimos a la agudeza, campo y ángulo visual.

La agudeza visual es la imagen más pequeña que el ojo puede llegar a reconocer. Cuando existe la pérdida de agudeza, puede ocurrir que se vea la imagen borrosa, o la Metamorfopsia (distorsión visual). Si ocurre esta última, puede suceder que sea una distorsión aumentativa ó Macropsia, o al contrario, que se distorsione de manera disminutiva o Micropsia.

El campo visual es todo el espacio que puede abarcar visualmente los ojos sin moverlos, es decir, estáticos. Cada ojo, tiene un campo de visión diferente, aunque comparten parte de ambos. Ésta, se llama visión binocular o tridimensional (profundidad).

Y el ángulo visual es el espacio que llega a alcanzar la vista cuando los movemos los ojos de extremo a extremo.
 
Para poseer una discapacidad visual se ha de tener algún problema o dificultad en la vista. No obstante, para que dicha dificultad sea considerada una necesidad educativa, debe ocurrir que se dé problemas en ambos ojos, y que estos reúnan al menos una de las dos siguientes condiciones:
- Que la agudeza visual sea igual o menor de 0’1 en la escala de Wecker, obtenida con la ayuda de la corrección óptica posible.
- Que el campo visual sea de 10º o menos.

Origen de la discapacidad: 

Pueden ser:
- Hereditarias: Miopía degenerativa, acromatopsia o ceguera de colores, albinismo o carencia de pigmentación…

- Congénitas: Anoftalmia o carencia globo ocular, Microftalmia o escaso desarrollo globo ocular...

- Adquiridas: Desprendimiento de retina, glaucoma adulto (lesión por presión ocular)...

- Víricas/tóxicas/tumorales: Toxoplasmosis, infecciones en el sistema circulatorio, tumores cerebrales…

Grados de discapacidad visual:

  •  Visión parcial: dificultad para percibir imágenes con uno o dos ojos. Puede solucionarse gracias a las lentes de corrección o lentillas.
  • Visión escasa: con un resto visual que sólo permite ver objetos a escasos centímetros.
  • Ceguera parcial: el resto visual sólo permite captar luz, bultos y matices de colores.
  • Ceguera total: apenas perciben luz/claridad, o nada en absoluto.

Cuando hablamos de personas con restos visuales, puede ocurrir que nos encontremos con varios tipos:
- Aquellos que han perdido agudeza visual, es decir no reconocen bien los detalles de las imágenes u objetos cercanos que se les presenten.
- Aquellos que han perdido campo visual de manera severa, los cuales pueden ser:

--> De pérdida centralizada, es decir, ha perdido la parte central del campo visual.
-->Y de perdida periférica, cuya pérdida hace que no pueda apreciar más de una mínima parte de la imagen.
 
Esto suele darse sobre todo cuando se está desarrollando el glóbulo ocular, es decir origen
congénito, o de manera adquirida por la edad o sobreesfuerzo de la vista.


¿Qué ocurre cuando un niño/a nace o desarrolla precozmente ceguera?
Un niño/a ciego se desarrolla de la misma manera que cualquier otro niño/a, lo que ocurre es que lo hace de manera diferente, puesto que ha de hacerlo con un sentido menos (el que aporta información del medio). Afecta sobre todo al desarrollo motor y al cognitivo.
Cuando hablamos del desarrollo motor, se ha de tener en cuenta que según el grado de ceguera, se ha de actuar de una u otra forma con estos niños. Pero además hay que dar importancia a que todo va a depender también de las situaciones que el/la pequeño/a vivan, es decir, se desarrollará mucho mejor en un contexto rico en experiencias, que en uno sobreprotegido y pobre.
Una adecuada educación ayudará a estos niños/as a aprender a moverse, orientarse, desarrollar los demás sentidos… Esto último mencionado es muy importante, pues la carencia visual deben de sopesarla/equilibrarla con los demás sentidos.

A la hora de hablar de desarrollo cognitivo, tendremos muy en cuenta no sólo el grado de ceguera, sino en qué estadio de desarrollo se encuentra.
Durante los cinco primeros meses más o menos, se desarrollará igual que cualquier bebé que se encuentre en la etapa sensoriomotriz, pero es al quinto mes cuando comienza el desequilibrio en la coordinación perceptivo-manual y búsqueda de objetos, puesto que sólo adquiere información de los mismos por vía auditiva y táctil.
En la etapa preoperacional, ocurre un retraso en las funciones simbólicas y las representaciones mentales. Esto ocurre porque son unos desarrollos que dependen mucho de la vista, que es la que permite memorizar y asimilar atributos que con otros sentidos cuesta mucho más. Pero es gracias a la aparición del lenguaje cuando estas dificultades van desapareciendo, ayudando a desarrollar el pensamiento simbólico.
En la adquisición del lenguaje, el desarrollo es normal, teniendo únicamente algunos conflictos con los pronombres personales y de lugar, pues les es muy difícil posicionar a los demás en el espacio.
Cuando pasan a la etapa Preoperacional, ya las dificultades son menores, pues ya no se necesita tanto de los sentidos para percibir, sino que se hace mayor uso de la representación mental.
Para estos niños, el lenguaje es la manera de relacionarse con el mundo y por tanto es su mayor herramienta para poder desarrollarse. El problema ocurre que desarrollan este mucho, dificultando el del pensamiento espacial figurativo. Pero pasa como en el estadio anterior, que es porque carecen de visión. Esto da lugar a una construcción del mismo mediante representaciones por medio de sus movimientos (representaciones enactivas), o basadas en la combinación de sensaciones táctiles y cinestésicas (representaciones hápticas).
Finalmente llega a la etapa del pensamiento formal, en la que el pensamiento se caracteriza por ser capaz de reflexionar sobre lo que es o no posible, hacer hipótesis de las cosas y verificarlas con hechos más tarde.
Como podemos observar, esta etapa se caracteriza porque sus procesos son mayormente lingüísticos, por lo tanto podemos decir que en la misma, los niños/as con esta discapacidad se desarrollan igual o casi como otro cualquiera sin déficit.
Pero eso sí, gracias a una buena relación de apego, las dificultades que tiene desde la primera y esencial etapa, hasta la última, no irán a más, llegando a solventarse.

¿Cómo enseñar y trabajar con ellos/as?

A la hora de que adquieran y desarrollen su identidad como personas y su autonomía personal, deberemos enseñarles herramientas, así como habilidades sociales, para que sean capaces de introducirse en la sociedad de manera normalizada y con capacidades para ello. Por ejemplo, les enseñaremos un adecuado control postural y técnicas de movilidad; que desarrollen otros sentidos para desplazarse; enseñarles destrezas de autonomía personal vivenciándolo ellos mismos con ayuda externa verbal…
A la hora de conocer el medio y contextos que les rodean, necesitarán experimentar de manera perceptible con los otros sentidos. De esta manera construirán su conocimiento. Pero sólo con eso no será completo, necesitan de un apoyo externo verbal que les de la información que no pueden conocer por sus propios medios. Es bien cierto que esta manera de adquirir el conocimiento es más costosa en tiempo y esfuerzo, pero más efectiva.
Debemos ofrecerles el acceso a la escritura lo antes posible, que exista un contacto al menos. Su sistema es el Braille, aunque también necesitan de la audiodescripción. Además existen sistemas informáticos efectivos.

En el caso de alumnos que no son ciegos totales, sino que aún tengan restos visuales, existen medios, aunque caros, efectivos para el desarrollo y aprendizaje de los niños, como los ampliadores oculares. Con ellos lo que se pretende es que “aprendan” a usar eficazmente el poco resto que les queda de visión. Para ello se necesita trabajar y estimular mucho a esos niños/as.
Estos, deben tomar conciencia de su discapacidad y limitaciones, es duro sobre todo para aquellos que tienen restos visuales. Puede implicar incluso un autoconcepto negativo y una autoestima baja. Por ello que se les debe apoyar desde el primer momento que se aprecia la discapacidad, y sobre todo como se dijo al principio, que la figura de apego le muestre en todo momento su afecto y apoyo incondicional. También tener muy en cuenta los posibles conflictos en el centro educativo, pueden ocurrir discriminaciones, agresiones… que impliquen la negativa de no querer relacionarse, autocompadecerse, miedos…
Para esto último, los centros han de conseguir normalizar la situación en el contexto.

Los docentes debemos hacer grandes y efectivos cambios, para no sólo que estos pequeños aprendan lo mismo que los demás, sino que sea “visto” desde fuera (por alumnos/as, padres, madres…) como algo NORMAL. Es necesario para ello acercar el curriculum al niño/a y no al revés, adaptando objetivos y contenidos a las necesidades (y no sólo de estos niños/as) dando mayor valor a la autonomía personal y aprendizaje instrumental; reforzamientos de aprendizajes académicos (ayudando con ello a llegar a los nuevos conocimientos a partir siempre de los que ya poseía); hacer adaptaciones por áreas según necesidades, y por supuesto ser flexibles con el tiempo, es decir adaptar el tiempo a las actividades y no las actividades al tiempo que se tiene.
Eso en cuanto al currículum académico, pero en cuanto al centro también se han de modificar tanto como sea necesario para la inclusión de estos niños/as, como son al acceso físico a las múltiples instalaciones (eliminando o modificando la arquitectura del centro, así como su estética), dotar al centro de recursos humanos y materiales necesarios (como nuevas tecnologías, recursos didácticos específicos y adaptados).
En el aula existen unos materiales muy efectivos para ellos, como los pupitres o mesas elevadoras que cambian el ángulo de distancia de la cara a la mesa, y uso de flexos, de lámparas fluorescentes que ayudan a aquellos con restos de visión a poder ver mejor. También las máquinas de escritura Braille, libros en Braille, mapas y figuras con relieves, ayudas técnicas, recursos didácticos específicos y adaptados… y a la hora de hablar de matemáticas, el uso de ábacos de colores fluorescentes y de bolas de mayor tamaño, calculadoras con teclas Braille; métodos donde aprender geometría y topología sean basados en la combinación de sensaciones táctiles y cinestésicas…

Una necesaria actitud.

En muchas ocasiones los padres no sabrán cómo actuar ante las necesidades educativas de sus hijos en sus casas. Es por ello que nosotros, sus profesores/as, debemos ser unos de los apoyos de las familias. Debemos acercar los diferentes mundos que se nos presentan: por un lado el adulto (que ya conocemos) y por otro el infantil, pero que esta vez con la discapacidad visual.
Enseñarles a comunicarse entre ellos, a que interpreten sus emociones, que les enseñen a relacionarse, que les incluyan en todo lo que concierne al hogar…
Encontrar el punto de concilio de ambos mundos, debe ser nuestra prioridad, sobre todo por los niños/as, pues somos nosotros/as y sus familias en las primeras edades, los grandes pilares que los sostienen.

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