TRASTORNOS AFECTIVOS Y DEL COMPORTAMIENTO


Otro de los temas tratados en nuestra asignatura son los TRASTORNOS AFECTIVOS Y DEL COMPORTAMIENTO que afectan a algunos pequeños y los cuales debemos conocer para establecer estrategias de prevención, tanto desde casa como desde la escuela. No es hasta la actualidad, cuando se le está dando la importancia que merece a la educación para tratar estos problemas tan comunes en los niños y adolescentes.

Para comenzar, debemos tener claro el concepto y desde qué perspectivas distintas se puede estudiar el comportamiento. Existen dos perspectivas: La personalista, que analiza el comportamiento humano considerándolo como características individuales de cada persona (rasgos de la personalidad, huellas de experiencias negativas, etc.), y la situacionista, que cree que el comportamiento es fruto de la relación entre el sujeto y el ambiente.


Pero para poder definir qué son los trastornos afectivos y del comportamiento debemos saber cómo debe ser un comportamiento para que sea considerado problemático: son conductas que en sí mismas no son patológicas pero que son tratadas así por presentarse en exceso y con desfase a la edad del niño (conducta no normal a esa edad). Además, debemos tener en cuenta las características del medio educativo, social y cultural en la que se encuentra el niño, puesto que el comportamiento y la conducta dependen en gran medida del entorno. Por otro lado, la conducta debe ser estable y mantenerse durante bastante tiempo (6 meses o más), debe afectar a la relación del niño con su medio social  e interferir en su propio proceso de desarrollo personal.

La DSM.IV.TR (Manual Diagnostico y Estadístico, curta revisión de la Asociación Psiquiatrica Americana) en 2002, realiza una clasificación de los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador dividiéndolo en cuatro tipos:

·        TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD: tipo con predominio del déficit de atención, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo, tipo combinado, trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado.

·         TRASTORNO DISOCIAL.

·         TRASTORNO NEGATIVIDAD DESAFIANTE.

·         TRASTORNO POR COMPORTAMIENTO PERTURBADOR NO ESPECIFICADO.

Para saber si un niño tiene trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, debe estar presentes en él por lo menos seis de los nueve criterios de Desatención (a menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades, a menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas, etc.) o de Hiperactividad-Impulsividad (A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento, a menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado, etc.), además, algunos deben haber estado presentes antes de los siete años y presentarse en más de un ambiente.


 
El TDAH aunque sólo afecta al 5-10% de los niños, es un trastorno preocupante tanto para los padres como para los educadores, pues se asocia a problemas de aprendizaje y futuros problemas de conducta en la vida adulta de la persona.

Los síntomas globales que afectan a este trastorno suelen ser:

-          Déficit atencional: Consiste en la incapacidad persistente del control voluntario de la atención ante un estimulo y es preciso diagnosticarlo a partir de los seis años.



-          Actividad Motriz excesiva: Consiste en una actividad corporal excesiva y desorganizada que se desarrolla sin una intencionalidad específica. La hiperactividad es el síntoma más llamativo durante la niñez, aunque tiende a remitir no considerablemente con los años.


-          Impulsividad: Consiste en un déficit del autocontrol voluntario, que trae como consecuencia un comportamiento sin inhibición.

De esta manera, hay tres tipos, un tipo en el que predomina el déficit atencional, otro en el que domina la hiperactividad y la impulsividad y otro tipo combinado en el que se dan los tres síntomas anteriores.
Otros síntomas secundarios son:
o   Baja autoestima.
o   Baja tolerancia a la frustración.
o   Labilidad emocional.
o   Temperamento irascible.
o   Fracaso escolar.
o   Negativismo desafiante.
o   Trastorno de la conducta (tics, alimentación…).
o   Enuresis  o encopresis funcional.

Pero los comportamientos no van a ser iguales en todos los contextos, por ello, debemos analizar qué ocurre en cada uno de ellos. En la clase suele ser común la falta de persistencia en las tareas, el poco cuidado con las cosas y tareas, la impulsividad y la grave desorganización, suelen hablar cuando no deben, no siguen las normas del aula, molestan a sus compañeros, son incapaces de mantenerse sentado, etc. En casa suelen saltar de una actividad a otra, son incapaces de seguir instrucciones, son olvidadizos, se entrometen en las actividades de sus hermanos, son propensos a los accidentes, son regañado continuamente, rompen cosas, son ruidosos e inquietos, etc. Con los iguales suelen chocar en los juegos reglados, realizan actividades peligrosas, son poco cuidadosos con las cosas con los demás, prefieren los juegos de alta actividad, hablan a menudo, rápido y con poca coherencia, etc.

Por otra parte, en los trastornos por Conductas Perturbadoras el comportamiento sufre alteraciones, llevándose a cabo un choque entre la persona y su entorno social. La persona que padece este trastorno suele presentar déficit en la adquisición de ciertos comportamientos necesarios para una adecuada interacción personal, además, sus pautas de comportamiento suelen violar las normas elementales que regulan el intercambio social. Sin embargo, existen diferentes grados por lo que puede haber personas que presenten conductas disruptivas y otras que vayan más allá con conductas claramente asociales ligadas a una personalidad psicópata.

Dentro de los trastornos por conductas perturbadoras, podemos encontrar el trastorno de Negativismo Desafiante y el trastorno de conducta disocial.  En el caso del trastorno disocial, su gravedad e incidencia en las relaciones sociales y en el desarrollo del sujeto es mucho mayor que en el caso del negativismo desafiante típico de la infancia, ya que en el trastorno disocial el niño llega a violar los derechos de los demás y en el negativismo desafiante esto no se produce, sólo se revela a las normas establecidas.
 
Los síntomas asociados al negativismo desafiante son:

-          Frecuente irascibilidad.
-          Discusiones y regaños frecuentes.
-          Reacciones airadas.
-          Resentimiento hacia los demás.
-          Desafío activo de las normas que regulan la convivencia.
-          Tendencia a molestar a los demás de manera consciente y provocativa.
-          Rechazo a la propia responsabilidad.

Aunque también existen otros síntomas secundarios como la baja autoestima y la mínima tolerancia a la frustración, con reacciones coléricas ante esta y una gran fragilidad emocional.
Según el DSM-IV-TR, para diagnosticar este trastorno debe darse un comportamiento negativista, hostil y desafiante durante al menos seis meses y presentar al menos cuatro o más de los siguientes comportamientos:

-          Se encoleriza.
-          Discute con los adultos.
-          Desafía activamente o rechaza las peticiones o reglas de los adultos.
-          Hace deliberadamente cosas que molestan a los demás.
-          Acusa o reprocha a los demás sus propios errores.
-          Es susceptible y se molesta fácilmente con los demás.
-          Está colérico y resentido.
-          Es rencoroso y vengativo.

Además, se deben dar otros aspectos, el trastorno debe provocar deterioro significativo en la actividad social y académica, el trastorno no aparece como consecuencia de un estado psicótico ni de un estado de ánimo y no se cumplen los criterios del trastorno disocial.

Sin embargo, en la conducta disocial, la persona provoca conflictos y agresiones, mostrando crueldad y violencia física y psicológica con personas y animales, también pueden implicarse en actos delictivos como robos y son frecuentes en edades tempranas  la cleptomanía, las mentiras y trampas en juegos, la conflictividad en la escuela, los “novillos” y las escapadas de casa.

Entre los síntomas de este trastorno de conducta disocial se da el consumo de sustancias psicoactivas desde muy pronto, el nulo sentimiento de culpa y de arrepentimiento, la baja autoestima, el autoconcepto deteriorado, el alto índice de fracaso académico, la ansiedad excesiva y la muy baja tolerancia a la frustración.
Por otra parte, este trastorno puede adoptar dos formas: el de tipo agresivo solitario y el de tipo grupal.
Para diagnosticar este trastorno, el DSM-IV-TR afirma que debe darse un patrón repetitivo de conducta en el que se violen los derechos básicos de otras personas o normas sociales, * (ver en enlace más abajo).
Existen cuestionarios para ayudar a identificar y diagnosticar estos trastornos aunque no deben ser realizados sin un profesional. Estos cuestionarios contienen criterios que van siendo puntuados según se encuentren presentes en el individuo.
  •  Aquí pueden encontrar diferentes cuestionarios para distintos trastornos:


En cuanto al análisis de los factores del comportamiento, podemos decir que es fundamental el enfoque psicosocial en el que se tienen en cuenta las variantes personológicas (características de la persona, su historia previa, etc.) y las varianles del ambiente y del contexto social y su interacción entre sí.

ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA

Es importante establecer estrategias de prevención primaria para estos trastornos, la intervención sobre los factores de riesgo de comportamiento son bastante eficaces, puesto que una vez que aparece el comportamiento problemático es más difícil eliminarlo. Estas estrategias se basan en incluir al niño en la elaboración de las normas de convivencia, haciéndoles partícipes, y en la mejora, garantía y estimulación de las normas de convivencia por parte de profesores y padres. Además, los colegios deben impulsar el respeto por la disciplina y disponer tiempos para el diálogo y la resolución de conflictos, poner interés en los contenidos actitudinales del currículum ofreciéndolo a los alumnos de manera significativa e interesante. Por otra parte, los profesores deben poner en común la información y motivar a los alumnos a implicarse y a trabajar cooperativamente, además, deben fomentar la participación de las familias en la elaboración de las normas de convivencia y desarrollar estrategias de aprendizaje de habilidades sociales en sus alumnos.
Por otro lado, las estrategias de prevención secundaria consisten en establecer técnicas para la instauración de conductas, para la intensificación o mantenimiento o para la reducción de éstas.
Estas estrategias están presentes en la actualidad con el programa televisivo “Supernanny” en la que podemos ver cómo, con un claro fin educativo, se ayuda a padres y madres a educar y corregir ciertas conductas problemáticas en sus hijos. En este programa podemos ver muchas de las estrategias de prevención secundarias dadas en nuestra asignatura como son el sistema de economía de fichas, los contratos conductuales, etc. En el sistema de economía de fichas los niños se sienten bastante motivados puesto que van consiguiendo fichas y puntos según tengan buenos comportamientos para al final conseguir una recompensa o refuerzo positivo.






Aquí les dejo algunos ejemplos de comportamientos problemáticos de niños y estrategias usadas para la eliminación de éstos en el programa de tv “Supernanny”:




Una de las técnicas que creemos que tiene mayor importancia dada la implicación autónoma del niño es la instrucción cognitivo-conductual de Donald Meichanbaum, basada en el desarrollo de la instrucción para la dirección voluntaria del propio comportamiento. Ésta tiene varias fases como son:

1.     Ejemplificación cognitiva: el profesor actua de modelo y expresa en voz alta las autoinstrucciones mientras realiza una tarea.
2.      Guía externa manifiesta: los estudiantes realizan la tarea mienrtas el profesor les comunica las autoinstrucciones.
3.      Autoguía manifuesta: los estudiantes realizan la tarea mientras se instruyen a si mismos en voz alta.
4.      Guía manifiesta desvanecida: los estudiantes susurran las instrucciones mientras realizan la tarea.
5.      Autoinstrucción encubierta: los estudiantes realizan la tarea mientras utilizan lenguaje interno.

CONSEJOS PARA LOS PADRES

Desde aquí queremos dar algunos consejos a los padres para la mejora de la conducta de sus hijos, es importante no atender el mal comportamiento de los niños y reforzar sólo cuando estén haciendo algo bien no sólo con regalos sino también con tiempo para estar con ellos, actividades que les gusten, besos, etc., por supuesto los niños son capaces de hacer cosas solos, así que hay que fomentar su autonomía y premiarla también, debe haber tiempo para la reflexión y el dialogo, aprendiendo a negociar con los hijos, sin caer claro está en algunos de sus chantajes, deben dar instrucciones y normas claras y dar buen ejemplo a sus hijos, intenten que las normas se realicen de forma lúdica y no aburrida, recuerde con carteles las normas de la casa que quiera implantar y nunca ofrezca promesas de premios que no pueda cumplir.



Fuente: apuntes de la asignatura Fundamentos Psicológicos de las Necesidades Educativas de la Infancia.

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